ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
La contienda por la dirigencia interna de los principales partidos políticos del país anuncia división en por lo menos dos de ellos. La contienda es tan dura que el que gane exigirá el exterminio del perdedor, o, por lo menos su expulsión.
Como si el tiempo de vida tuviera como única meta tomar el poder del partido, se desgarran las vestiduras para alcanzar el liderazgo nacional sin importar las consecuencias para obtenerlo.
El PRI se está dando tan duro por la presidencia del CEN, que bien podría arrojar una división una vez que surja el nuevo líder nacional. La guerra entre Ivonne Ortega y Alejandro Moreno, incluye demandas penales, descalificaciones, insultos y hasta acusaciones sobre delitos que merecen pena corporal. Uno y otro trata como delincuente a su contrincante.
El PRI, como sucede con el resto de los partidos políticos, desconoce el número de militantes que tiene. Luego de las elecciones del 1 de julio del año pasado, hubo una diáspora que muchos ni siquiera tuvieron tiempo de darse de baja.
Tanto el PRI, el PAN como el PRD, deberán hacer un recuento de su militancia. Convocar a sus miembros para actualizar su padrón y conocer su realidad. En el PRI, cuando fue ungido como candidato a la Presidencia de la República ese extraño ser llamado José Antonio Meade Kuribreña, muchos simplemente se salieron, no avisaron a nadie y mucho menos se dieron de baja oficialmente.
Eso sí, colocaron una manta en la entrada de la sede nacional, en Insurgentes Norte, donde daban cuenta de los militantes que rechazaban al partido por lo que consideraron una traición por la designación de su candidato, porque muchos de los militantes consideraban que no podía menos que darle oportunidad a un priista que se caracterizara por su carisma y quehacer partidista.
En el caso del PAN, los intereses personales de la mayoría de la cúpula de ese partido es lo que mantiene cierta unidad alrededor de Marko Cortés, quien ya no sabe qué hacer con ese cargo, y le da por cuestionar, incluso con mentiras, al partido en el poder y al resto de la vida política del país.
Lo cierto es que el PAN en Veracruz anuncia su debacle ante la salida masiva de jóvenes que se refugian en el PRD para seguir trabajando por la comunidad.
Así, el PRD pareciera encontrar en la renovación silenciosa pero contundente la mejor manera de renacer como partido político sobre todo en el interior del país, donde tiene su mayor fortaleza.
El caso de Morena es especial, es el único partido que en lugar de reducir su militancia la multiplica, pero en este caso en especial, la afiliación está cerrada hasta que no se ponga al corriente el padrón de militantes, que pareciera dista mucho de la realidad.
Morena tiene en su liderazgo a una mujer que ha luchado desde siempre con López Obrador y que, aunque algunos cuestionen su trabajo, está realizando su tarea. Sin embargo, sus posibles contrincantes dejan de hacer lo que deben hacer por pelear el liderazgo de un partido que se está construyendo apenas, porque cuando empezaba a consolidarse como fuerza política gana las elecciones de manera tan contundente que debió ponerle una pausa a la afiliación ante la posibilidad de incorporar a oportunistas o infiltrados de otros partidos.
Hay, en términos reales, sólo un par de contendientes por la presidencia de Morena, Bertha Luján, quien, no sólo se asegura que está manejada por el senador Ricardo Monreal, sino que tiene ya un cúmulo de poder concentrado en su persona, ya que una de sus hijas es secretaria del Trabajo, y otra es funcionaria de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, por si fuera poco, ella misma es secretaria general de Morena.
Otro de los contrincantes es el coordinador de la fracción de Morena en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, quien usa el tiempo de la representatividad de la población para promoverse como líder de ese partido. En lugar de hacer su trabajo, en lugar de corresponder a la confianza de la población y acorde a los lineamientos de la Cuarta Transformación, prefiere utilizar su tiempo, sus recursos humanos y sus recursos económicos en beneficio propio.
El trabajo de la actual presidenta de Morena, criticable o no, es el que debe hacer, por el que ha dedicado todo el tiempo, toda su jornada. En cambio, el resto de los contrincantes usan un tiempo que no les pertenece, a la lucha por la presidencia de un partido al que hasta el momento todos quieren pertenecer.
Los partidos políticos en México parecieran adquirir conciencia sobre su situación, su militancia sabe dónde está y lo que debe hacerse, por desgracia la lucha por el poder de las cúpulas partidistas no ha advertido la trascendencia del momento ni el tiempo histórico que vive nuestro país.
Porque no es posible seguir viendo la actual situación del país como un simple cambio de gobierno, sino como un hecho histórico que se expresa diariamente en las calles, en las disposiciones de gobierno, en la vida social de México.
Así, ante esta situación, estemos o no estemos de acuerdo, la participación que produce la conciencia social y política debe impulsar a la acción, una acción comprometida y que fortalezca nuestra democracia a través del impulso a los partidos políticos. Así, organizados, seremos un país que luche junto con sus representantes por un mejor nivel de vida para todos en el presente y en el futuro. PEGA Y CORRE. – El dirigente nacional del PAN utiliza frases cada día más desfasadas, a grado tal que entre los miembros de la cúpula del partido quieren que lo atienda un especialista en conducta. Ahora retó a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, a someterse a la prueba de polígrafo, para que se conozca la verdad sobre quién impulsó la reforma para extender de 2 a 5 años la próxima gubernatura de Baja California, cuando en realidad la traición de sus correligionarios está muy clara y su poder de convencimiento quedó por los suelos en este caso y otros más…Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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